¿Y AHORA QUÉ?

A lo largo de nuestras vidas, ésta puede ser una pregunta que nos formulemos con cierta frecuencia; especialmente a la hora de tomar decisiones concernientes a nuestro futuro, en las que, a menudo, más impacientes somos cuanto a la espera de resultados... y suele ser éste uno de los lastres más importantes, manteniéndonos firmes en nuestra propia mediocridad, quedándonos en lo que conocemos, sin atrevernos a experimentar cambios... situación que se acrecienta aún más cuando, en momentos críticos, necesitamos retroceder para tomar envión y poder dar un buen salto.Son justamente éstas las situaciones en las que somos presa fácil del miedo, y en las que es común que opinen todos nuestros conocidos, parientes, amigos, etc.; por esto es imperativo evaluar detenidamente a nuestro consejero: discernir fríamente, apartados del plano afectivo, si éste llegó al sitio al que deseamos ir, pues sus opiniones, aún bien intencionadas, son los pilares de su situación actual, y, dar a otro el timón de nuestras vidas, es saber que nos llevará, sino al mismo puerto, a uno bien cercano...
Más grave aún es, cuando sumidos en la inmadurez, seguimos consejos (aún sabiéndolos alejados de nuestros objetivos) con el único interés de tener a quién responsabilizar por nuestras propias vidas.
Un gran líder dijo: "si no tienes tu plan de vida, sin dudas tu vida está en el plan de alguien", y de esto se trata: lo más valioso que poseemos en la tierra -tiempo- se nos agotará independientemente de lo que hagamos con él, y será ante la inminente escasez de tal recurso, que evaluemos si lo administramos correctamente... aunque podamos responsabilizar a muchos de nuestros fracasos, lo ineludible es que, aún así, serán completamente nuestros, y si bien traen consigo el gran capital del aprendizaje, este sólo es real cuando tuvimos conciencia de lo que ocurrió en todo el proceso, lo que nos devuelve al comienzo... la importancia de NUESTRAS DECISIONES Y RESPONSABILIDAD DE VIDA.
Para reflexionar...