jueves, 13 de noviembre de 2008

OPCIONES

En mi primer día en la universidad, un profesor se presentó y pidió que buscásemos a alguien a quien no conociéramos todavía.
Una mano tocó suavemente mi hombro.Encontré una viejecita arrugada, cuya sonrisa alumbraba todo su ser.
Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?. Sonreí y contesté con entusiasmo: ¡Claro que puede!
Me dió un abrazo muy fuerte.

-¿Por qué está usted en la Universidad a edad tan inocente?, pregunté.
Riéndose, contestó:
-Estoy aquí para encontrar un novio rico, casarme, tener hijos, luego jubilarme y viajar.
-Le digo en serio. (Quería saber qué había motivado a ella a tomar ese desafío a su edad).
-Siempre soñé con tener educación universitaria ¡y ahora la voy a tener!


Después de clases compartimos un batido de chocolate.
Nos hicimos amigos enseguida.
Durante los tres meses siguientes salíamos juntos de clase y hablábamos sin parar.
Me fascinaba escucharla. Compartía su sabiduría y experiencias conmigo.
Rose se hizo muy popular en la Universidad, hacía amistades por doquier.
Le encantaba vestir bien y se deleitaba con la atención que recibía de los estudiantes.
Lo estaba pasando de maravilla.
Al concluir el semestre invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol.
Nunca olvidaré lo que nos enseñó en esa oportunidad.
Tras ser presentada, subió al podio.
Cuando comenzó su discurso, se le cayeron los apuntes.
Un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono, y dijo simplemente:
Disculpen que esté tan nerviosa. Dejé la cerveza por la cuaresma y ¡este whisky me está matando!

No podré volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme decirles lo que sé.
Mientras reíamos, ella aclaró su garganta y comenzó:
No dejamos de jugar porque estemos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar.
Hay cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.
Debemos reír y encontrar buen humor todos los días.
Debemos tener un ideal. Si perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir.
Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ¡ni siquiera lo saben!
Hay gran diferencia entre ponerse viejo y madurar.
Si ustedes, con diecinueve años se quedan en la cama un año entero sin hacer nada, se convertirán en personas de veinte.
Si con ochenta y siete años, me quedo en cama por un año, tendré entonces ochenta y ocho.
Todos podemos envejecer. No existe talento ni habilidad en ello.
Lo importante es que maduremos, encontrando siempre oportunidad de cambio.
No me arrepiento de nada.
Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos, sino de lo que NO hicimos.
Temen a la muerte sólo quienes tienen remordimientos.
Finalizó su discurso cantando 'La Rosa'.
Había pedido que estudiáramos la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria. Rose terminó sus estudios.
Una semana después de la graduación, murió tranquilamente mientras dormía.
Más de dos mil universitarios asistimos al funeral, rindiendo tributo a la maravillosa mujer que enseñó con su ejemplo que nunca es tarde para llegar a ser TODO lo que se puede ser.

No olviden: "ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."


Autor desconocido

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